Crece.
Tú simplemente crece.
Llegará el día en que tal vez te acuerdes de mí y te preguntes el por qué de ese inesperado adiós.
Es por eso que quiero verte crecer y así tal vez te invadan opacos recuerdos de cuando a tu lado yacía,
acurrucados los dos entre cojines de fieltro y muñecas de trapo.
Intercambiando sonrisas y jadeos.
Con el único idioma que solíamos compartir, el de la amistad.
Crece, tú crece y así jamás caeré en el olvido.
Crece, que mientras crezcas permaneceré inmortal a tus ojos.